Nerium oleander

Si existe una planta auténticamente familiar, verdaderamente originaria de nuestro suelo, esa es la adelfa.

Desde las orillas de los ríos, lechos de torrentes, cerca del mar, hasta la misma playa, si cabe… en las orillas de los parques, calles, incluso como elemento de separación en carreteras y autovías… las adelfas pertenecen a nuestro paisaje, durante el invierno, cuando escasean los follajes verdes, su color intenso destaca y en verano cuando casi todas las floraciones se han agostado, el extremo de sus ramas se llena de brillantes flores, que tienen un agradable perfume a miel.

Pertenece a la familia de las apocináceas, sus hojas son venenosas, muy gruesas y con un nervio central muy marcado. Se reproduce fácilmente por esqueje.

Conviene  podarla si queremos mantener su estructura de arbusto, aunque deberemos hacerlo antes de octubre para que al año siguiente nos vuelva a florecer con toda su intensidad, es una de las plantas que mejor se recupera de una poda.
Tiene múltiples utilidades, desde formar fondos, como seto para vallas, árboles de copa, arbustos de pequeño tamaño...

Su floración puede ser de multitud de tonalidades, desde el blanco, rosa, crema, en varios tonos a la vez, rojo, etc…

Una planta autóctona que nos dará color en nuestro jardines a cambio de muy poco.